Por más de 50 años, agricultores/as y vecinos/as de la ciudad francesa
de Nantes se han resistido a la construcción de un nuevo aeropuerto
(que por cierto, ya tiene uno). Ahora en estos fértiles campos,
bosques y humedales, que la multinacional dedicada a la construcción
de aeropuertos Vinci desea cubrir de cemento, está floreciendo un
experimento en la reinvención de la vida cotidiana. Activistas de todo
el mundo, agricultores y aldeanos locales, grupos de vecinos/as,
sindicalistas y ecologistas, refugiados/as y fugitivos/as, okupas y
militantes por la justicia climática y muchos otros, se están
organizando para proteger las 100 hectáreas de tierra contra el
aeropuerto y su mundo. Los funcionarios del gobierno han llamado a
este lugar “un territorio perdido para la República”. Sus ocupantes lo
han renombrado: la ZAD (Zona A
défendre), zona a defender.
En el invierno de 2012, miles de policías antidisturbios intentaron
desalojar la zona, pero se enfrentaron a una resistencia decidida y
variada. Esto culminó en una gran manifestación de 40.000 personas
para reconstruir algo de lo que había sido destruido por el estado
francés. Menos de una semana después, la policía se vio obligada a
abandonar lo que habían llamdo “Operación Cesar”.
Durante los últimos tres años, la ZAD ha sido un extraordinario
laboratorio de nuevas formas de vida, arraigadas en la colaboración
entre la totalidad de quienes conforman la diversidad de este
movimiento. Incluso hay una relación de 6 puntos (véase más adelante)
para replantear radicalmente la forma de organizar y trabajar la
tierra sin un aeropuerto, basándose en la creación de bienes comunes,
la noción de uso en lugar de la propiedad y la exigencia de que
quienes lucharon por la tierra deben ser quienes decidad su uso.
Ahora, toda la zona está amenazada de desalojo para iniciar la
construcción de este absurdo aeropuerto. El primer ministro Valls ha
prometido una operación especial este mes de octubre para desalojar a
quien esté viviendo, trabajando, construyendo o labrando en la zona.
El 8 de octubre, decenas de miles de personas se reunirán en la ZAD
para demostrar que la determinación del movimiento es más fuerte que
nunca. Para honrar las pasadas luchas de agricultores/as, vamos a
llegar bastones de madera para caminar y dejarlos en la zona, como
muestra de nuestro compromiso de volver y recogerlos de nuevo si es
necesario. También vamos a levantar un granero, construido por docenas
de carpinteros/as durante el verano, que se utilizará como base, en el
caso de que se intente llevar a cabo el desalojo.
Hacemos un llamamiento a todos los grupos y movimientos
internacionales a acudir el 8 de octubre a la zona o a mostrar su
solidaridad ese día con la ZAD a través de acciones en sus propios
pueblos y ciudades dirigidas al gobierno francés o la multinacional
Vinci.
¡El aeropuerto no será construido. La vida en la ZAD seguirá
floreciendo!
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6 puntos para el futuro de la ZAD
Dado que no habrá ningún aeropuerto … Una vez que se se abandone el
proyecto, queremos:
Que los/as habitantes, propietarios/as o arrendatarios/as
implicados/as en las órdenes de expropiación o desalojo, pueden
permanecer en la zona y recuperar sus derechos.
Que los/as agricultores/as afectados/as que hayan resistido a
AGO-Vinci y se hayan negado a plegarse a su voluntad, puede seguir
cultivando libremente las tierras que utilizan, recuperen sus derechos
y lleven a cabo su trabajo en buenas condiciones.
Que los/as nuevos habitantes que llegaron a la ZAD para tomar parte en
la lucha puedan permanecer en la zona. Que todo lo que ha sido
construido desde 2007 como parte del movimiento de ocupación en
términos de: experimentos de agricultura alternativa, casas
auto-construidas o viviendas temporales (cabañas, yurtas, caravanas,
etc.) y formas de vida y resistencia, puedan quedarse y continuar.
Que las tierras que cada año se redistribuyen por la Cámara de
Agricultura para AGO-Vinci, en forma de arrendamientos precarios, sean
gestionadas por un cuerpo que salga del propio movimiento de
resistencia y reúna a todos sus elementos. Que sean de esta forma los
movimientos anti-aeropuerto en lugar de las instituciones habituales
los que decidan sobre los usos de esta tierra.
Que estas tierras son para nuevos proyectos agrícolas o no agrícolas,
ya sean autorizados o no, y no para la expansión de explotaciones ya
existentes.
Que estos acuerdos se conviertan en una realidad a través de nuestra
determinación colectiva y que tenemos la disposición de resolver todos
los conflictos que pudieran surgir.
Con nuestra unidad y diversidad ya estamos sembrando y construyendo un
futuro sin aeropuerto. A partir de hoy, depende de todos nosotros/as
que se pueda defenderlo y hacerlo florecer.
INFO:
zad.nadir.org
zad @ riseup . net