¿Qué tiene que ver el Banc Expropiat con el «insurrecionalismo»? A ojos de muchos anarquistas, por desgracia, nada. Bajo la mirada policial, por suerte, tampoco. «Insurreccionalismo» es la nueva palabra fetiche. Para la tríada prensa-policía-judicatura es el chivo expiatorio detrás de todos los males y desmadres. En nuestros ambientes dependiendo de quién lo utilice, por «insurrecionalista» se referirá a lo más radical, no-reformista y combativo o, en su contra, lo meramente infantil, descerebrado o estético.
No es nuestra intención con este texto valorar quién tiene más o menos razón o si, tal vez, están todas estas posturas equivocadas por igual. De hecho creemos que la discusión real está en otro lado y con este pequeño texto queremos contribuir a ella.
En estas líneas solo queremos explicar la relación del Banc Expropiat con el método insurreccional. Sí, hablamos de método porque a lo que nos referimos es a una manera de hacer y, en concreto, a la utilizada durante la campaña contra el desalojo del centro social. No vamos a entrar a explicar qué es el Banc Expropiat o qué sucede tras sus puertas1, esta información puede encontrarse en otros lugares y especialmente yendo allí, viendo su realidad.
La columna vertebral de la campaña contra el desalojo del Banc Expropiat ha sido lo que se conoce como «ataque difuso», siendo éste una de las herramientas del método insurrecional. Para nosotros es importante reseñar esta información precisamente para mostrar cuán necesaria ha sido para la defensa del centro social el haber utilizado el arsenal insurrecional.
Queremos dejar claro que este escrito está realizado por un par de personas de este espacio y que, por tanto, no tiene por qué reflejar la opinión del colectivo. Es más, que hablemos de la relación del Banc Expropiat con el método insurrecional se debe más a una valoración posterior que a un diseño consciente de la campaña en estos términos.
Objetivos claros
La originalidad de la campaña en defensa del Banc Expropiat se ha debido a que no nos hemos limitado a un abstracto «paremos el desalojo», eslogan habitual en este tipo de situaciones. Esta ambigüedad, en lo que se refriere a los objetivos de cara a evitar un desalojo, suele producir impotencia, tanto a la misma gente que habita el centro social como en los entornos más inmediatos. El no establecer unas ideas y líneas definidas sobre las que actuar suele producir dos situaciones no deseadas: 1) que la falta de claridad nos haga dudar sobre qué querrán que hagamos o no las personas del centro social amenazado 2) que nos dejemos llevar por una deriva activista en la que acabamos viendo la movilización en sí misma como acto de resistencia.
Puede que este problema en lo que refiere a la definición de los objetivos de una campaña venga condicionado por la idea de que los desalojos no se pueden parar, hecho que nos cala tanto que a menudo las campañas no se diseñan con la idea de detenerlo, idea frente a la cual ya actuamos en negativo, sino con la de legitimar la ocupación, mostrar el apoyo del centro social, agrupar fuerza de cara a una nueva ocupación… pero siempre bajo el peso de que el desalojo es imparable. Esta valoración nos hizo planteamos que a la hora diseñar la defensa del Banc Expropiat debíamos apuntar contra quien realmente pudiese parar el desalojo, en este caso la propiedad del local, Catalunya Caixa. Dejando de lado la validez o no de ir a juicio —cada cual sabrá si quiere utilizar como herramienta el presentarse a juicio— en nuestro caso teníamos claro que no era en juzgados donde podríamos presionar; de la misma manera no se ha apuntado a ninguna institución pública ni a otras entidades bancarias ya que no tenían una relación directa con el propietario del local.
Difusión
Plantear unos objetivos y un camino para realizarlos no sirve de mucho si para ello la implicación de otra gente es imprescindible. Por esta razón, aunque no sólo, una buena difusión era más que necesaria para poder parar el desalojo, como también lo era el darle publicidad continua a todas las acciones que se iban realizando. Recordar todo lo que se estaba haciendo por el Banc Expropiat mostraba el cuadro en el que se enmarcaban todas y cada una de las acciones.
El hecho de que muchas de las acciones hayan tenido lugar a nivel de barrio ha permitido que ya fuese por verlo continuamente en la calle o por los diferentes medios (twitter, página del Banc Expropiat, Indymedia…) permitía mantener la consciencia de que algo estaba pasando con el cso y quién era responsable de ello.
La suma de tácticas
Una vez establecimos un objetivo claro —paralizar el desalojo— y el medio para hacerlo —que Catalunya Caixa retirara la denuncia— nos faltaba conseguir la suma de fuerza suficiente para que esto ocurriera. Esta fuerza tenía que ser cualitativa y cuantitativa. Como quien quería desalojarnos tenía una cara y muchas oficinas, no nos fue difícil establecer este vínculo entre medios y fines.
Creemos firmemente que es la variedad de tácticas lo que hace que una lucha sea efectiva y para ello debíamos incentivarlo. Publicamos desde el primer momento que nuestro objetivo era que Catalunya Caixa se retirara del proceso y que para conseguirlo cualquier manera era bienvenida. Esta suma cualitativa ponía al mismo nivel todo tipo de presión que se pudiera ejercer, no jerarquizando las acciones en función del daño —físico o simbólico— que pudieran producir sino enfatizando que sería precisamente la suma de todo lo que se hiciese lo que nos daría la victoria. De hecho, no todo valía, siempre se ha marcado una línea que delimitaba las necesidades, deseos y afinidades del Banc Expropiat, explicitándose qué es lo que no se quería ni se aceptaría como apoyo (contacto con los medios de comunicación, con las instituciones…).
Pero sí que, como parte de la misma idea que intenta vertebrar la vida y dinámica del Banc Expropiat, buscamos de esta manera que la campaña de desalojo dejase espacio a que cada persona pudiese actuar en función de sus posibilidades y que construyese la respuesta que quisiese. Pensamos que hemos conseguido así extender más fácilmente la posibilidad de sumarse a la campaña: nadie se sentía juzgado, todo el mundo se veía necesario, cada acción sumaba. Añadir que aunque todas las acciones han tenido el mismo reconocimiento por nuestra parte, esta manera de tratar la campaña también nos ha permitido legitimar el uso de la violencia como herramienta política sin tener que caer en el dualismo ridículo del o hacemos apología de la estética de la violencia o estamos rebajando el discurso2.
Queríamos crecer, pero no de cualquier manera, no a cualquier precio. Era necesario un cambio cuantitativo porque, una vez dadas múltiples maneras de involucrarse, cuanta más gente se sumara más grande sería nuestra fuerza. Estos objetivos claros y el equilibrio entre lo cualitativo y lo cuantitativo ha facilitado la extensión de la solidaridad con el Banc Expropiat.
Delimitar unos objetivos que tengan una relación directa con el efecto perseguido fue necesario para poder ver los resultados. Además, podemos afirmar que la decisión de articular la campaña según la práctica del ataque difuso ha sido una gran elección. Por un lado, porque aunque no conseguimos que Catalunya Caixa retirase finalmente la denuncia, si que es cierto que debido a la presión la entidad bancaria pidió hasta dos veces que no se efectuase el juicio para poder negociar con nosotros3. Por otro lado, porque todo el mundo ha tenido la posibilidad participar en la campaña, hecho que se evidencia en los más de 50 ataques de todo tipo que se han ido realizando en el año que ha durado ésta. A modo de anécdota —pero no por ello poco importante— durante todo el tiempo que duró la campaña Catalunya Caixa puso guardias de seguridad de manera permanente en todas las oficinas del barrio, siendo estos guardias los que abrían la puerta y gestionaban la entrada y salida de personas restringiendo a una por turno; por la noche un coche de la misma empresa de seguridad patrullaba el barrio yendo de oficina en oficina y otro coche de servicio de limpieza urgente se encarga de quitar pintadas y pegatinas a cualquier hora del día y de la noche.
La relación directa entre acción y consecuencia —desayuno frente a la oficina igual a cierre de la misma durante toda la mañana— permitió que más gente se empoderase, tanto porque se veía la efectividad de las diferentes acciones como la posibilidad personal de llevarlas a cabo y crear nuevas variaciones de las mismas. De este modo, la suma de pequeñas acciones no sólo crea una presión mayor sino que nos empodera. Ir realizando acciones sencillas al alcance de cualquiera permite que todos aprendamos a nuestro propio ritmo y que podamos decidir cómo ir construyendo y llevando a cabo nuevas prácticas dentro de una lucha común. Ninguna de nosotras ha nacido aprendida y es en el camino que desarrollamos las respuestas que se quieren dar y la respuesta será mayor cuanto más cercano sientas el proyecto que estás defendiendo.
Actualmente4 nos encontramos en espera de la fecha del desalojo. Finalmente no conseguimos que Catalunya Caixa retirase la denuncia, el motivo más importante no tiene tanto que ver con la efectividad de la misma sino con el cambio de contexto que se produjo. A mediados de abril de 2014 una empresa llama Antartic Vintage compraba un lote de cinco oficinas bancarias a Catalunya Caixa entre las cuales se encontraba el Banc Expropiat. El cambio de propiedad ha afectado a la defensa de nuestro espacio tal como la estábamos realizando, ya que Antartic Vintage forma parte de un conglomerado bastante opaco de empresas vinculadas al sector inmobiliario. Esto nos ha devuelto al punto de partida en el que tuvimos que rediseñar la campaña. Sin oficinas alcanzables, sin propiedades, sin inversiones conocidas… lo alcanzable, la práctica del ataque difuso se vuelve inaplicable.
Ante este nuevo panorama nos hemos visto desarmados de cara a intentar paralizar el desalojo y todas nuestras energías se han redirigido a la preparación de la resistencia una vez éste se efectúe. Aun así, no hemos dejado de señalar a Catalunya Caixa como responsable del desalojo y se ha continuado con las acciones, aunque ya de manera esporádica, pero ya no es una tecla que al pulsarla pueda cambiar el resultado, hecho que nos recuerda que cada campaña, cada lucha, tiene que adaptarse a su momento, a sus circunstancias. Nos recuerda que ante cada situación hemos de ver qué método utilizar.