ZAD [CAS] – A los revoltadxs de Notre Dame des Landes

A los revoltadxs de Notre Dame des Landes


En esta efervescencia un poco loca del pequeño mundo de lxs ocupantes de
la ZAD, un problema vuelve constantemente: la transmisión de la historia.
La historia de las ocupaciones, claro, pero también de las historias más
viejas que nosotros, la lucha contra el aeropuerto, tanto como las
diversas resistencias que hacen la región. Ahondando en los archivos en
búsqueda de fragmentos, algunxs cayeron en este llamado del mes de mayo
del 2008: "El aeropuerto de Nantes, es NO". En este periodo inquieto en
que el estado tanto como AGO quiere vernos desaparecer, este texto vino
percutir algo: Porque es una de las piedras en la cual se basa nuestra
presencia acá, en la cual se basa nuestro cotidiano, a nosotros,
ocupantes.

Si somos aquí, desde algunas semanas, meses, o años, es porque contestamos
a este llamado o los que lo siguieron.

Somos muchxs ahora. Vivimos aquí, y es poco decir. Vivir no es alojar. Un
alojamiento es nada mas una casa en la cual alojamos, por las buenas o por
las malas, la gente después de su trabajo y esperando la siguiente. Es una
jaula cuyo las paredes son desconocidas. Vivir es otra cosa. Es un
entrelazado de líos. Es pertenecer al lugar tanto como nos pertenece. Es
no ser indiferente a las cosas que nos rodean, es ser atadxs: a la gente,
a las ambientes, a los campos, a los setos, a los bosques, a las casas, a
tal planta que crece al mismo lugar, a tal animal que nos acostumbramos a
ver ahí. Es tener vehiculo, en potencia sobre nuestros espacios. Es el
opuesto de sus sueños de pesadilla de metrópoli donde nada mas pasaríamos.

Vivir aquí, es no poder imaginar como todo eso podría desaparecer: porque
eso es lo que hace nuestras vidas.

Vivir aquí es estar en un ritmo alborotado por las urgencias de la lucha,
las presiones, la incertidumbre de la continuación, el hostigamiento de la
policía y otros Garcias [1].

Vivir aquí no es fácil en este momento. Que seamos propietarios,
ex-inquilinxs u ocupantes, somos puestos frente a los enjuiciamientos, a
la justicia. Ya que no nos sometemos ni nos resignamos, somos frente a la
fuerza del estado, frente a sus armas. Tal vez todxs forzadxs a quitar la
zona pronto. Como dice el llamado a ocupar la zona, el combate es largo y
difícil, pero una cosa es segura, no es en vano.

Y es porque los tiempos son duros y el porvenir inseguro que hemos querido
dar respuesta a este texto. Firmar su importancia. Decir la solidaridad,
como la necesidad de los enlaces y de las complicidades frente a este
mundo que nos quiere aisladxs. Nuestras alianzas son nuestras fuerzas. Y
ya hay esto, aquí, como una victoria sobre el camino forzado de las cosas.

Si no nos conocemos todxs, una cosa es cierta, es que compartimos la ira,
el rechazo. De esta tierra nacen confianza, ayuda mutua, amistades o
enemistades. El camino esta largo para tejar todo esto, y nuestros algunos
meses o años de presencia aquí, tan ricas y densas, nos parece muy breve
finalmente.

Lo que se comparte también, es de luchar sin remitirse a los políticos, de
no escuchar su lengua muerta, no creer sus promesas, de desconfiar de sus
concesiones. Esta lucha se inscribe en un movimiento planetario contra el
capitalismo, los dominios y el control social que les esta necesario. Un
movimiento de emancipación de los pueblos por los pueblos sin
representación institucional. Es de nosotros tomar las cosas en mano, sin
esperar nada de todos los rapaces que hacen su poder sobre nuestra cabeza.

No estamos solxs. Están luchando también en todos lados. En Atenco, en Val
Susa, en Oaxaca o en Grecia para hablar de lo que hablamos, y en una
infinidad de otros lugares, de otras situaciones, donde no nos resignamos.
Somos aquí, nuestras vidas nos pertenecen, rechazamos perder, y por estas
razones, seamos seguros que jamás ningún avión despegara de Notre-Dame des
Landes.

Así que a todxs lxs que han hecho este llamado, a lxs que abrieron sus
puertas al encuentro, a lxs que no se dejan: no solo queremos expresar
nuestros apoyos, como una postura distante y exterior, pero decir que nos
sentemos ligadxs en estas ideas y en estos actos.

¡A todxs hasta pronto en la calle o en los campos!

Primeros firmantes: las Ardillères, los 100 Chênes, el Coin des Fosses
Noires, Pimkie, la Points, las Planchettes, el Potiron, las Rosiers, el
Sabot y su colectivo hortelano, el Tertre.
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